miércoles, 29 de mayo de 2013

El Mercado de La Cámara Agraria de la Comunidad de Madrid


El primer sábado que cada mes no falto a una cita con mis sentidos. Salvo que llueva.

La Cámara Agraria de la Comunidad de Madrid lleva dos años organizando un mercado al aire libre en sus instalaciones en Paseo de Puerta del Ángel 4 en la Casa de Campo. Acercan directamente desde los productores de la Comunidad al consumidor final, productos de la región de una calidad insuperable y a precios muy económicos. Tanto es así que antes de las 10 de la mañana, que es cuando abren, la cola de gente es cada vez más grande.

Llévate una copa de cata de casa o puedes adquirir una en el mismo mercado, ya que muchos vinos y licores de pequeñas bodegas familiares que se producen en Madrid están allí. Otra cosa importante es que en la mayoría de los puestos puedes degustar sus productos antes de comprarlos. Puedo asegurar que las verduras y hortalizas que compras cosechadas el día anterior y sólo las de época, tienen todo el sabor y la frescura que tanto añoras, además de aguantar mucho tiempo en casa sin que se pasen, ya que no estuvieron en cámaras de frío. Todo directamente del productor al consumidor.

Eso si, tómalo como un paseo sin prisas ya que en cada puesto las colas son una locura! Un consejo: No ir solo, mejor uno que vaya haciendo la cola y otro probando los productos, así luego cambiar de posición para comparar calidad y precio.

Hay para todos los gustos: Quesos, yogur, miel, pan, vinos, verduras, hortalizas, frutas, aceite, productos ecológicos, cerveza, carne de cabrito, buey, cordero, cerdo, ternera y un largo etcétera.

Para disfrutar con todos los sentidos a pleno sol, en un lugar que ya les está quedando pequeño. Este sábado 1 de junio están de aniversario y prometen sorpresas. A mi me verán más feliz que una perdiz saboreando todo lo que me ofrecen, con mi carrito de la compra de discreto verde flúo y una sonrisa.

Toda la información del Mercado y la Cámara Agraria en este enlace. Los espero para conocernos personalmente.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Mercados y tiendas de barrio, los dinosaurios del siglo XXI



¿Dónde compramos lo que comemos?

“Dime lo que comes y te diré quien eres” Jean Anthelme Brillat-Savarin

 

Esta frase lo resume todo. Soy un ferviente defensor de los mercados tradicionales y de las tiendas de barrio. Lamentablemente tanto unos como otros son los dinosaurios de nuestro presente. Se van extinguiendo de a poco.

Algunos se reinventan o buscan fórmulas mágicas para continuar sobreviviendo. Están los reconvertidos a mercados gourmets (Que de mercado poco y nada); los que sacrificaron parte del mercado tradicional para que una cadena de supermercados les ayude con los gastos que supuso la modernización de los mismos; y aquellos que sin perder su formato de mercado tradicional, han apostado por atraer al turismo, ofreciendo barras de degustación, bares de tapeo, frutas troceadas y zumos recién exprimidos para tomar mientras se pasea y compra. El Mercat Central de Valencia o La Boquería en Barcelona son algunos ejemplos.

En Legazpi, Guipúzcua, los comerciantes van más allá. Te prestan el carro de la compra y si hace falta el paraguas para los días de lluvia. Pueden verlo en la nota de este enlace.

Pongo también como ejemplo uno de los mercados donde suelo comprar: El renovado Mercado de Santa María de la Cabeza en el barrio de Arganzuela. Conviven en el, puestos de toda la vida con un famoso supermercado valenciano. ¿Quién se lleva la mayor parte del pastel? ¿Es obvio no? Como que unos boquerones inviten a una ballena a compartir la comida.

Se que por las prisas de estos tiempos que nos tocan vivir, muchos preferimos comprar en un supermercado y desplazarnos en coche. Todo te lo dan muy vistoso y servido en bandejas de poliespan, envuelto en metros de polietileno luego de haber pasado por una cadena de frío y haber viajado muchos kilómetros. Generalmente tienen pocas variedades del mismo producto fresco, en algunos casos sólo una, ya que traen lo que ellos quieren que consumas. El sabor y aroma ni por asomo se parece a lo que es. Pocas personas conocen si son de temporada, la procedencia de lo que compran e incluso si ese brillo y color que tiene el tomate es totalmente natural.

Decir que no voy al “super” sería mentir descaradamente, pero no compro todo allí.

Los productos frescos; las verduras y frutas, carnes, fiambres, quesos, pescados, las especias, los vinos y un largo etcétera, prefiero comprarlos en los puestos del mercado. ¿Son más caros? Quizá si en algunos. ¿Son de mejor calidad? Sin lugar a dudas. La calidad y frescura no tienen comparación. ¿Me lleva más tiempo? Si, pero mis sentidos y mi salud lo agradecen, además puedo oler y probar antes de comprar, compartir recetas y trucos con los comerciantes y las vecinas, arreglar la economía y la política como expertos y mientras esperamos nuestro turno siempre nos recibirán con una sonrisa nuestro carnicero o con una broma fácil el pescadero.

El comprar en un mercado tradicional y en las tiendas de barrio tiene como principal atractivo que TU ELIGES lo que quieres comprar y consumir, su procedencia, calidad, cantidad y precio. Tienes todas las variedades a tu disposición; tomates de Murcia, de Valencia, de Castilla León o lo que es mejor, de tu propia provincia, ayudando a tu bolsillo ya que suele ser más económico y al productor local. Puedes comprar sólo lo que vas a consumir, evitando el tirar comida. El trato personalizado, ser cliente de un puesto, el buen hacer y estar del comerciante que conoce cuales son tus gustos, la calidad y frescura de los productos. Las tiendas de barrio y mercado tradicional  no pueden desaparecer, como tampoco la famosa pregunta: ¿Quién da la vez?

Comprar en el supermercado te brinda la facilidad, la celeridad y el precio de tener en un mismo sitio todo pero, ¿Vale la pena? ¿Es de calidad todo? ¿Realmente eliges lo que consumes? ¿Cuánto te aguantan los plátanos que compras antes de ponerse negros como un carbón? ¿Saben a plátano?

Mi fidelidad a estos comerciantes del mercado tradicional y de las tiendas del barrio me llevará pronto a crear una ONG para su preservación. Espero no llegar a eso, por lo pronto mi vecina Doña Lola y yo, nos calzamos nuestros viejos y renovados carritos de la compra cada uno y nos vamos al mercado tradicional, que conversar mientras se camina es la red social más antigua, además de una sana costumbre y lamentablemente otro dinosaurio que se extingue.